domingo, 8 de agosto de 2010

La luz arañaba el cobertizo de madera, decorado con mis tripas resecas al sol, colocadas como guirnaldas cubiertas de moscas recordando la fiesta de la vispera. Dentro de esas cuatro paredes negruzcas y envejecidas estas tú. Oigo tus gemidos entrecortados mientras manos sucias, con piel bajo las uñas, recorren tu cuerpo. Varias manos de gente anonima que parecen conocerte, se paran en tus lunares, aprietan tus corvas, tu cuello, las muñecas, tus pechos. Te hacen trenzas en el pelo, guian su dedo camino abajo de tu columna vertebral.
Yo mientras me retuerzo fuera, La punta de mis tripas aun está dentro de mi. La prendo fuego y veo como un resplandor azulado avanza, ascendiendo y descendiendo alrededor del recinto, hasta que llega a una de las paredes. La casucha se prende, tus gemidos no se paran. Mi sonrisa aparece.
Siempre me gusto reir el último, no me lo tengas en cuenta.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Es la mejor declaración de amor que he leído en mucho tiempo. Tripas colgando, las de uno mismo, gente anónima manoseando, esto último me recuerda en cierto modo a final de Requiem for Dream, cuando la chica tiene que prestar ciertos servicios...duro, muy duro, tu relato también goza de sentido del humor bien negro, que tan bien sienta en verano.

Un abrazo,


VD

Lazoworks dijo...

Al principio me ha venido a la mente el relato inicial de "Fantasmas" de Palahniuk pero creo que tú estás peor!! Jajaja!
Buen relato (pero haztelo mirar, eh...). ;)
Un abrazo!!!

Isra dijo...

Algo parecido a lo q dice Vanity pensaba yo, q manera tan... no sé... de expresar los sentimientos más oscuros...
Me trasladas a un mundo donde el amor se convierte en pesadilla...

cómo va todo?
abrazo

Anónimo dijo...

hay un ambiente erarecido en tu poema
el amor saca las tripas al aire
y excluye extraños lascivos
no la quieres compartir
y la superficie de su piel
que tu conoces milimetro por milmetro oscuro
se enciende en llamaradas
mientras tu mirada profunda
lo observa