Diario Granaino: Anecdotas

El sabado pasado fui con un par de amigos a una discoteca de electro y pop rock, indie y musica de los ochenta. Uno de mis amigos esta fuerte, bastante. Es un chaval genial pero la gente cuando le ve piensa cualquier cosa solo porque el chaval esta cuadrao de gimnasio. Estabamos bailando, y mi colega se queda en camiseta de tirantes. Las tias empiezan a mirar. Veo como se fija más de la cuenta una poquera con la raya del ojo amenazando con adentrarse entre el pelo de las sienes. Si algunas revistas diferencian el cuerpo de la mujer en pera, vasija, copa... yo calificaria ese cuerpo de habichuela, hinchado pero apretado extrañamente (en el caso de la poquera por un martir más que por un cinturon). La tia se queda mirando a mi amigo, y de repente se empieza a reir y se lo señala a sus amigas. Mirad al tio ese, que flipao. Bueno, me digo, es solo una opinion. Menudo gilipollas, añade el castillo hinchable trasvestido en muñeca hipermaquillada. Me la quedo mirando, realmente me ha jodido el comentario. Aparece mi vena cabrona, comienza la función, sigo bailando y me acerco a la chica en cuestión. Me mira distraidamente, entonces paro en seco, la miro a los ojos y digo: F-E-A. Paladeo cada letra para que no tenga ni que escucharme, que me lea los labios. Me aseguro de que lo ha captado y me pongo a bailar como si nada hubiese pasado. Cuando vuelvo a mirarla no me mira, pero se la ve intranquila, realmente le ha jodido mi crueldad, por lo que veo no se metera con nadie más en lo que queda de noche. Ninguno de mis amigos se entera de nada, pero yo sigo bailando y ella no disfrutará de esa noche. Siento si ofende a alguien, pero no me gusta que se rian de mis amigos si puedo evitarlo.

Hoy he llegado a casa y estaban todos mis compañeros de piso. Pedro, mi compañero de fiesta. Ana, la mujer de la casa, acompañada de un amigo suyo, Sergio. Sergio es casi miembro del piso, y tiene una marihuana escelente. Muchos domingo nos juntamos los cuatro y pillamos pizza, pollo asado... ese rollo. Hoy tambien están Tony, mi compañero chino, y Quique, un amigo suyo la mar de extraño. Ya han cenado y estan bebiendo cerveza, una niebla de humo verde les rodea. Me voy a la cocina para hacerme la cena y de repente Ana y Pedro me llaman gritando pidiendo que lleve agua. Llevo la botella y veo a Quique, el chino, derrumbado en la silla, ha probado demasiado por primera vez la Marihuana. Nos quedamos mirandole y empieza a bambolearse y a balbucear en lo que podriamos llamar Chinanol. Todos empezamos a reirnos, Ana y Pedro huyen a la cocina ha reirse. Tony se cachondea de su amigo y le sirve té, Quique intenta enfocar. Ana bromea con Sergio diciendo que se ha cargao al chino. Quique se levanta, tira la silla y recoge su chaqueta. Se va del piso, Tony le va encendiendo las luces. Nos asomamos a la terraza y le despedimos, se aleja con paso solemne y la mano en el bolsillo, procurando no tropezar demasiado