Entró discreta, en la sombra. Se sentó al fondo y encendió un cigarro, nerviosa. Nadie parecía verla, excepto yo. Me pilla mirándola y vacila antes de mantenerme la mirada. Una chispa de soberbia atraviesa la estancia desde sus ojos y me hace sonreír. Me contesta con una media sonrisa y aparta la mirada. Vuelvo a mi copa, la diezmo. Me muero de ganas por volver a mirarla pero sé que en estas cosas hay que saber administrar los movimientos. Una fina capa de grasa se escurre entre los hielos, noto la sed en la punta de la lengua. Sentencio a la copa y me giro. No está. Mierda.
Busco la mirada del camarero para pedir otra copa, pero antes de encontrarla, una mujer sale del baño dominando el tiempo bajo sus tacones. Es “ella”, caminando hacia mí con la autoridad de una diosa, atrayendo las miradas de toda la sala. Es el mismo norte apareciendo de la nada hasta el centro de una habitación llena de brújulas. Se para delante mío, me desafía con la mirada. La música baja de ritmo, aumentando de volumen según los murmullos del bar se apagan. Los bajos marcan un movimiento pausado, como oleadas de agua negra de noche. Saca un cigarro con elegancia y parece besarlo, con un gesto de mano me pide fuego. Sin darme cuenta de lo que hago se lo enciendo, no soy consciente de estos movimientos, toda mi atención la mando hacia ella y toda mi voluntad se centra en controlar las expresiones de mi cara. Casi sin darme cuenta su cigarro esta encendido y se aleja hasta el centro de la pista de baile. Empieza a moverse poco a poco, el movimiento se define lentamente. Nadie más baila, solo ella, en el centro, adorada por decenas de ojos y cerebros embotados. Se acerca el cigarro a la boca y me mira, la calada es un suspiro. Luego un giro en su mirada y de su boca entreabierta una medusa de humo asciende y se pierde entre las sombras del local. Sus caderas fluyen y sus hombros oscilan. El vestido negro y azul se desliza entre ambos con la suavidad de la noche. Bajo las luces sus labios son abisales y sus dientes son joyas de cuarzo, con ellos acaricia el cigarro. Una última calada y la música se para junto al tiempo y ella se para y me mira mientras deja escapar una fina columna de humo de su boca como si acabara de dispararme. Sus ojos me retan, pero hay algo detrás, algo humano y desesperado. Algo que solo entreveo en una milésima de segundo. Viene a mi.
Busco la mirada del camarero para pedir otra copa, pero antes de encontrarla, una mujer sale del baño dominando el tiempo bajo sus tacones. Es “ella”, caminando hacia mí con la autoridad de una diosa, atrayendo las miradas de toda la sala. Es el mismo norte apareciendo de la nada hasta el centro de una habitación llena de brújulas. Se para delante mío, me desafía con la mirada. La música baja de ritmo, aumentando de volumen según los murmullos del bar se apagan. Los bajos marcan un movimiento pausado, como oleadas de agua negra de noche. Saca un cigarro con elegancia y parece besarlo, con un gesto de mano me pide fuego. Sin darme cuenta de lo que hago se lo enciendo, no soy consciente de estos movimientos, toda mi atención la mando hacia ella y toda mi voluntad se centra en controlar las expresiones de mi cara. Casi sin darme cuenta su cigarro esta encendido y se aleja hasta el centro de la pista de baile. Empieza a moverse poco a poco, el movimiento se define lentamente. Nadie más baila, solo ella, en el centro, adorada por decenas de ojos y cerebros embotados. Se acerca el cigarro a la boca y me mira, la calada es un suspiro. Luego un giro en su mirada y de su boca entreabierta una medusa de humo asciende y se pierde entre las sombras del local. Sus caderas fluyen y sus hombros oscilan. El vestido negro y azul se desliza entre ambos con la suavidad de la noche. Bajo las luces sus labios son abisales y sus dientes son joyas de cuarzo, con ellos acaricia el cigarro. Una última calada y la música se para junto al tiempo y ella se para y me mira mientras deja escapar una fina columna de humo de su boca como si acabara de dispararme. Sus ojos me retan, pero hay algo detrás, algo humano y desesperado. Algo que solo entreveo en una milésima de segundo. Viene a mi.
10 comentarios:
Una atracción irresistible. Me hubiera gustado presenciarlo.
Belalugosis, creeme, no es auto punk marketing, aunque ahora que lo dices seria una buena idea.
Un abrazo. Hablando en serio, ya que FAG y yo somos unos vagos descoordinados, qué tal si te vienes un finde o unos días en verano a bcn?
Tienes casa (en serio tío)
Un abrazo
Wo:)
Impressive, Belalugosi. Por un momento he pensado si sería lesbiana. jajajaja
Me encantan esas descripciones.
La foto es una de las cosas buenas que tienen las fallas, en un doble-aspecto que tiene que ver con mi patología fotográfica.
Por un lado, los churros a las 7 de la mañana saben a gloria.
(la foto es una churrería)
Y, por otro, las churrerías están iluminadas, en medio de la oscuridad... y eso le da un toque a las fotos que me mola mucho...
Bueno, eso, paranoias.
Uff, me alegro que me tengas en consideración; porque solo imaginarme de fallera me da algo... xD
UN beso!
yep, y en mallorca.
podríais veniros los dos.
bueno, en todo caso lo hablamos.
a lo que iba, echaba en falta tus textos macrodescriptivos.
i love it (rollo adolescente sintetas americana).
por cierto, he intentado leer el texto con "kids" y me queda mejor sin.
un abrazo!
IN-CREÍBLE
30 segundos de acción en una descripción duradera
genial tío, genial
voy a granada en abril creo! (entre semana, dormimos juntos?xD pero separados eh!jajaja)
madre mía
estaba leyendo y parecía que estaba viendo una peli
el tranvía llamado deseo, ja
es un guíon, está claro
lento y sensual, disfruto con cada movimiento tuyo, mmm
me apetece ponerme a bailar desnuda .pero con tacones. sobre esa pista paraque te des más prisa en llegar hasta mi y con un brazo agarras mi cintura y con el otro me tiras del pelo hacía tras para besarme apasionadamente. jaa
Joder tío, que bien sabes transmitir las cosas macho!!
Enhorabuena y espero la segunda, tercera o cuarta parte con sumo interés.
realmente creí que estaba viéndolo por un momento
Jefe, te mandé un correo
siempre es eso que hay detrás de los ojos lo que nos cuenta a la persona. ni los tacones ni el humo ni la seguridad de un cuerpo rotundo. lo de detrás de los ojos es lo que es difícil conocer de verdad. y también lo que nos enamora de las personas.
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