Solo fue un instante, pero un instante ajeno al Tiempo. La navaja surco su cara dejando tras de si un sudor ardiente. Cortó desde la comisura del ojo a la mitad del pomulo y fue como un acto de concepción. De repente comenzo a desahogarse un grito de sorpresa, miedo, y odio derramandose gota a gota sobre su cara, goteando por su barbilla, entrando en su boca. Con sabor a sal y acero. Con olor a grito de animal enjaulado.
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3 comentarios:
joder... escueto pero directo a las entrañas.
tremendo.
la foto acompaña pero el texto solo te hace sentir un escalofrío en el pómulo, ojo, etc...
brutal!
ffff
me ha hecho rechinar los dientes
intenso...
bufff, no es demasiado saludable leer estas cosas con resaca monegrina...jaja.
He vuelto sano y salvo, pronto te cuento!
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