La chica del cuadro

Nací en una pincelada y fui concebida por la mente de un artista.
Al principio todo era oscuridad, pues carecía de ojos y vivía ilusionada sintiendo como mi cuerpo aparecía poco a poco sobre el lienzo; notaba como el entorno misterioso en el que viviría iba cobrando forma. Mi mente estaba conectada con la de mi creador. Podía leer sus pensamientos y saber, que para él, las obras maestras tienen vida propia. ¿Quizá sea una obra maestra?- me dije- algo que perdurará a lo largo del tiempo para que otros lo admiren. Tenía la ilusión de que así fuera y que ese futuro deslumbrante que se formaba en mi cabeza se hiciera realidad. Vivía esperanzada
De repente se hizo la luz; mis ojos, blancos y vacíos, fueron completados de una suave pincelada con un iris ocre, una pupila y un ligero brillo de melancolía. Por fin pude verme. Me habían concebido sentada en una silla, con las manos entrelazadas, mirando por una ventana en la que aparecía todo el fascinante pero indefinido paisaje que puede otorgar el esfumado. Vi maravillada como mi cuerpo adquiría volumen con cada pincelada y como mi vestido azul oscuro recibía la textura de una prenda de lujo. Sentía madurar mi propia forma y me sentía feliz, satisfecha de cómo sería mi vida hasta que la pintura se cuartease y se borrara mi existencia. Unas ultimas sombras en la cara. Estoy terminada, pensé.
Pero entonces noté su mirada, analizándome, y sentí como se acercaba el pincel listo para un último detalle. Mi cara cambió, y expresó a partir de entonces una mirada de tristeza tal, que mi ser se hundió en la miseria; y así permanecí, hasta el día de hoy.
Me hallo sentada en la silla, mirando triste por la ventana, esperando a que llegue algo que no alcanzo a comprender mientras siento las miradas de los demás, que me admiran y sienten pena de mí, de la melancólica chica del cuadro. He sido condenada a vivir durante décadas, o siglos tal vez, sumida en la más grande tristeza por un capricho de mi creador. Recuerdo aquellos días en los que estaba creciendo y era feliz.
Es horrible pensar que he sido creada para aborrecer mi existencia, pero, ¿acaso tengo elección?





Este es un relato con el que gane un pequeño concurso local hace años, lo cuelgo por peticion de una buena amiga. Por cierto, me va internet como el culo, asi que no se cuando podre actualizar de nuevo y hacer comentarios en vuestros blogs (no me deja, lo he intentado, lo siento). Por el momento he conseguido cambiar la cancion de la semana. Nos vemos por aqui.